domingo, 27 de febrero de 2011

Me hubiese gustado haberlo dicho yo

Cuando encuentras algo que te gusta, es por que esto contiene algo que piensas,algo que en su particularidad deberia convertirse en algo universal segùn tù apreciaciòn,esto me paso con el siguiente blog:

http://avelinalesper.blogspot.com/

aqui una pequeña muestra por lo cual me gusta mucho como escribe:

EL DIBUJO

Cuando la pintura prescindió del dibujo, prescindió de la perfección. En su tratado de pintura Dalí dice que es una verdad fundamental aprender a dibujar antes de tocar los pinceles. Para dominar el dibujo da varios principios básicos, observar el objeto, tratar de hacerlo al inicio de tamaño natural y usar sólo color negro, una vez que aprenda el futuro artista que con el negro se pueden obtener variedades multicolores, se está en la posibilidad de usar el color. En el Renacimiento con la producción del papel los bocetos se convirtieron en parte de las colecciones y el dibujo se apreció como una gran creación. Esto significa que el dibujo no es un trámite, el dibujo es una disciplina en sí misma, es la base fundamental para la creación de una gran obra y en el momento en que el dibujo se evita, la obra carece de solidez. Creer que una pintura se sostiene en el color es una de las terribles perdidas de fin de siglo. Las grandes pinturas tienen detrás a un gran dibujante, las 40 pinturas de Leonardo tienen miles de dibujos de manos, pies, rostros. En el dibujo es donde se forman la profundidad y el volumen, las luces y las sombras, todos los cuadros planos sin perspectiva ni profundidad son dibujos fallidos y toda la pintura mala esta hecha por dibujantes malos. Con la sobre valoración de Pollock y Rothko los artistas decidieron que ya no era necesario dibujar y surgieron miles de obras en las que la “técnica” es arrojar el color en el lienzo con “expresión e inspiración”. Para representar la tristeza ya no es necesario hacer un rostro como el Grito de Munch, chorrear un lienzo con pintura directa del bote es lo mismo y el cuadro se puede llamar también el grito. El dibujo dice Dalí, es música congelada para los ojos, dibujar es educar al talento para dominar una ciencia porque el dibujo tiene que ser exacto y sólo así podrá ser una pintura. Miguel Ángel el único y gran consejo que les daba a los jóvenes era “dibuja, dibuja”. Pero la prisa manda en el arte, alcanzar la representación absoluta toma tiempo, hay que estudiar, hay que hacer antes cientos, miles de dibujos para crear como Schiele en unos rasgos un cuerpo, ya no hay tiempo, se lanzan sobre el lienzo y lo inundan, lo penetran en un gesto estéril. Y se nota, la pincelada no cubre la falta de dominio, el color no disfraza el vacío. La filosofía contagia de sus ideas al arte y en el momento en que se preguntaron sobre el sentido de la existencia el tema se volcó al interior, cerrando los ojos a lo que nos rodea. La abstracción de un interior no visible fue excusa para su representación en manchas de colores. Las luces y las sombras que sí son compañía permanente de la vida fueron expulsadas con el abuso del color. Y el dibujo lentamente se redujo a una disciplina para unos cuantos que pareciera que aún no encontraban la verdad en la que los otros se sumergían. Hoy dibujar es casi una actividad sectaria, dibujan sólo los que quieren hacerlo, ya dejó de ser el requisito fundamental de la formación del artista. El gran dibujo se sustituye por rayones con bolígrafo, con calcas de fotos y malos cartoons. Las galerías prefieren vender cuadros de gran formato y poco talento que dibujos, pintar no es hacer cosas que parecen tapetes, es la recreación de un dibujo con colores. En los cuadros de David antes que nada se adivina a un dibujante. El grabado no existiría sin el dibujo, Piranesi, Durero, Goya tienen esa obra porque son grandes dibujantes. ¿A donde se dirige la pintura sin el dibujo? A su desaparición. La estructura que le da el dibujo aporta algo esencial, aporta la oportunidad de que los espectadores la recordemos. No hay manera de diferenciar un Pollock de otro, por eso hizo bien en numerarlos son producción en serie, les van bien los números, el nombre les sobra. Y con el dibujo sucede que le da sentido a la obra, podemos quedarnos con los dibujos de grandes pintores. De Leonardo nos bastarían sus estudios, de Klimt tenemos suficiente con sus dibujos eróticos, de Dalí, Herrán, Rivera, Rembrandt. Esto es: las bases constituyen en sí mismas una obra y en cambio la última expresión sin antecedentes sólidos es espuma, es humo.